Mi historia con el café comenzó de muy pequeño, cuando mi abuela me daba algo de café a escondidas para desayunar. El café estaba prohibido para los niños, algo que me dejaba con más ganas como con el chocolate. Cuando dejé el instituto y entré en la universidad, trabajé en el sector un corto periodo de tiempo. Lo elegí como profesión porque pensaba que era algo no muy difícil y que no necesitaba muchos conocimientos técnicos.

Tras trabajar un año en la cocina, durante una conversación con unos amigos de la universidad tomando cervezas, me di cuenta de que me gustaría ser un sommelier de cerveza y empecé a trabajar en el Delirium Café Brasil, una de las mejores cervecerías. Desafortunadamente tuve que dejar ese trabajo por un problema de salud al trabajar por la noche, así como otros problemas familiares. Una noche, hablando con un buen amigo me dijo que debería trabajar en Starbucks, a lo que respondí «¿Estás loco? No voy a dejar lo que tengo y cambiar de profesión». Al final tenía razón, necesitaba un soplo de brisa fresca y era demasiado joven para encasillarme un una sola área.

TRAS CASI SIETE AÑOS DE PROFESIÓN, SIENTO ALGO QUE POCA GENTE SENTIRÁ EN TODA SU VIDA.

Durante mi entrevista de trabajo en Starbucks, hablamos 40 minutos de cerveza y sólo 20 minutos del puesto de trabajo. Al principio acepté porque necesitaba dinero, pero me quedé por la pasión. Tras casi siete años de profesión, trabajando en las mejores cafeterías de especialidad de Brasil, incluyendo Octavio Café, Um Café e incluso abriendo mi propia escuela para “Oficina do Barista”, siento que he completado mis ambiciones profesionales, algo que poca gente puede sentir en toda su vida. Creo que puedo comparar este sentimiento con lo que la gente llama amor.

DE TODOS LOS RECUERDOS CON MIS ABUELOS, SIEMPRE APARECE EL RECUERDO OLVIDADO DE UN CAFÉ PROHIBIDO CUANDO ERA UN CRÍO.

Un amor por la profesión que comienza con el tueste y termina en la mesa del cliente. Te hace sentir que eres el eslabón principal, el director de esta orquesta. De todos los recuerdos con mis abuelos, siempre aparece el recuerdo olvidado de un café prohibido cuando era un crío. Recuerdos de momentos increíbles tomando mi amado café que ahora es mi única pasión.

SIN IMPORTAR EL TIPO DE CAFÉ, SI SÉ QUE EL PROCESO HA RESPETADO EL MEDIO AMBIENTE Y HA SIDO SOSTENIBLE ESTOY FELIZ.

Actualmente trabajo preparando baristas y como consultor gastronómico para Nestlé Brasil. Estoy en primera línea preparando a todo tipo de gente que trata con el café, creando patrones, el mismo lenguaje, conceptos, facilidad de entendimiento y empatía. Estoy muy feliz con mi profesión y nunca he podido contactar con tanta gente como ahora con mis clases, esto incluye toda mi carrera, incluso en la universidad.

Mi café favorito es el espresso que tomo cuando tengo que decidir algo, y el filtro cuando tengo que pensar profundamente. Sin importar el tipo de café, si sé que el proceso ha respetado el medio ambiente y ha sido sostenible estoy feliz. Es increíble que dentro del mundo del café hay miles de recetas por descubrir, es algo único. Cada día me sorprendo positivamente, haciéndome mejor persona, más animado y preparado para las situaciones difíciles de mi vida.

Lelit
Praça da Sé, São Paulo